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Polis y ética.

  Ante tanta duda acerca de a qué "tendencia política" yo soy afín y que es lo que yo considero como correcto o incorrecto, me he...

lunes, 22 de agosto de 2016

De la cal y de la arena.


   Soy afortunado. Desde el momento en que nací lo soy, porque ya con haber nacido con todos mis órganos y sin ningún tipo de enfermedad, condición o anomalía me considero una persona con una oportunidad que ya bastantes de entrada no tienen. Sin embargo, los seres humanos no solemos pensar de esa manera, no sólo acerca de eso en particular si no acerca de prácticamente todo. Las cosas que estamos acostumbrados a tener las damos por sentado, como han estado ahí todo el tiempo no las valoramos en su justa medida y lo asumimos como algo “normal”, cuando en realidad nada de lo que tenemos tiene por qué estar donde está ni estar exactamente como lo queremos o nos sea cómodo.

jueves, 19 de mayo de 2016

Fides.

   Lo primero que voy a decir, antes de empezar a explayarme, es que no pretendo con esto que la gente cambie su orientación, o no orientación, religiosa. Estamos en el siglo XXI, aquí cada quien hace lo quiere y cree en lo que quiere creer y no necesita ser convencida de sus creencias ya que, para mí, eso debería ser una decisión personal y no impuesta, ni inducida, por nadie (incluyo ahí a los padres). Para culminar este "inciso introductorio" señalo que, como este es un tema bastante sensible y complejo, no quiero ofender las creencias de nadie ni juzgar a nadie a pesar de que, como bien sabrán, seré bastante crítico y directo sobre lo que pienso. Vamos al asunto...

   Para cualquier persona que haya tenido la oportunidad de verme alguna vez, se le hace imposible no fijarse que de mi cuello cuelgan un rosario y una especie de cadena de cuero con el símbolo de la cruz. Aquí en España, me he dado cuenta de que a eso a la gente le ha llamado mucho la atención; la verdad es que no he visto a mucha gente con adornos religiosos, y mucho menos a gente de mi edad. Lo cierto es que, al haber nacido y crecer en un país latinoamericano, la religión que se me inculcó desde recién nacido fue el catolicismo y es algo con lo que crecí como parte de mi vida cotidiana, como la gran mayoría de venezolanos. Es decir, que soy "católico" (verán el porqué de esas comillas más adelante), en principio, porque sí, porque en Venezuela esa es la tradición y mis padres son católicos. Así es como "deben" ser las cosas.

lunes, 21 de marzo de 2016

El tiempo de piedra.

Suelen decir que el tiempo es lo único que siempre avanza,
tan cierto es eso como que hay cosas que me hacen olvidar su existencia.
Suelen decir que cuando estás con algo que amas, el tiempo se detiene,
y el tiempo se detiene cuando estoy contigo.
Admito el hecho de que no puedo dejar de admirarte cada vez que te recorro,
admito que de ti sería mentira decir que a diario no me enamoro.
Cuando te admiro, estás esperándome con los encantos de siempre,
y el paso de ese tiempo que inicia cuando no estoy junto a ti, mejora nuestro vínculo.
Tu compañía sumada con tu belleza y tu cariño me hacen querer seguir visitándote,
mis pensamientos juegan a que me la pase recordándote.
Si existe eso que llaman tiempo, allí ese tiempo es de piedra.
De piedra como tus calles, tus edificios, tu poema barroco...
De piedra como mi corazón, que se ablanda sabiendo que existes tú.

viernes, 29 de enero de 2016

Ensayo crítico de "El Festín de Baltasar" de Uslar Pietri.

ATENCIÓN: Para la adecuada comprensión de este ensayo, considero que es menester haber leído el ensayo "El Festín de Baltasar" de Arturo Uslar Pietri. Así como tener noción de ciertas referencias históricas de Venezuela a las que hago mención en este ensayo. Dicho esto, pondré un enlace con el archivo PDF de "De una a otra Venezuela", donde se encuentra "El Festín de Baltasar", y otros ensayos de este célebre intelectual venezolano. Si tienen tiempo, o mucho interés, recomiendo leerlos todos ya que ninguno tiene desperdicio. Recuerden que siempre pueden dejarme cosas en los comentarios.
Enlace: https://drive.google.com/file/d/0B5AOOMLpkN8dZmpXUzNnOVNoM3M/view?usp=sharing

sábado, 2 de enero de 2016

Polis y ética.

  Ante tanta duda acerca de a qué "tendencia política" yo soy afín y que es lo que yo considero como correcto o incorrecto, me he visto con la necesidad, y el gusto, de escribir acerca de esto de una manera detallada y concreta. Sólo para que la gente se quite las dudas de por qué opino lo que opino, y dejen de ponerme etiquetas políticas absurdas por cada comentario que hago, que distan muchísimo de la verdad, de paso.

   Lo voy a decir así de claro y desde el principio: Soy de oposición... y no de la oposición venezolana, no me refiero a eso. Soy opositor de cualquier gobierno en el sentido de que soy crítico de cualquier gobierno, no porque me guste criticar, sino porque la crítica es la base para el crecimiento y porque de la crítica se pueden obtener más cosas positivas que negativas si es fundamentada o tiene una causa legítima. No es criticar, por criticar, es exigir al gobierno que está de turno, al partido, o a la organización, que cumpla bien con un trabajo que involucra no sólo a ellos mismos sino a un buen puñado de personas a las que deben representar y que, nada menos, han depositado su confianza en su figura. Nada más por ese hecho, hay que exigir, y exigir no por deporte sino para que se hagan bien las cosas que nos afectan a todos como sociedad e individuos. Tampoco es que hay que criticar sólo lo que no te agrade, considero que se debe cuestionar, sobre todo, a lo que te agrada... Porque sí, lo que te gusta también tiene defectos, y precisamente hay que aceptar esos defectos y luchar porque sean los menos posibles o, en el caso de un partido o presidente, que afecten a las personas lo menos posible. Admitiendo que lo tuyo puede también estar mal, es dar un paso adelante en la vida, porque nadie te va a evaluar mejor que tú mismo.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Venezuela, y mi nuevo hogar.

  Soy un venezolano como cualquier otro, nací y me crié en Caracas como la gran mayoría de las personas que conocí en la caótica capital venezolana. También soy español, gracias a que mis abuelos, gallegos, se vieron obligados a salir de España y Venezuela los acogió y pudieron hacer vida en el que, paradójicamente, era considerado el país de las oportunidades.
  Tengo 19 años, pero desde que tenía 12, y tuve la oportunidad de viajar a Europa por primera vez, tenía algo muy claro: Yo no quería hacer mi vida en Venezuela, no quería desarrollarme profesionalmente ahí. ¿Por qué? Las personas creen que es porque le tengo arrechera a Venezuela, o sólo porque el país se fue a la mierda gracias a la premodernidad de su sociedad a la que se le suma un gobierno vil y nefasto... Lo cierto es que yo no le tengo arrechera a Venezuela, porque es el país donde crecí y nací, y tampoco que el país estuviese en una mala situación fue la razón principal para, finalmente, tomar la decisión de emigrar (aunque, lógicamente, ayudó).

martes, 6 de enero de 2015

La sociedad venezolana y su resistencia al cambio. (Por Mikel de Viana)

Sociedades y culturas modernas

  Una sociedad moderna se caracteriza por su compleja estructura económica. Se trata de sociedades industriales y postindustriales, cuya tecnología está al servicio de procesos de alta productividad. La producción se mantiene en crecimiento sostenido y abastece tanto el consumo interno como una red de intercambios comerciales externos.

  El individuo tiende a ser percibido como "individualidad abstraída de la red de sus relaciones primarias", es decir, a partir de los atributos de identidad personal que incluyen adquisiciones, realizaciones y desempeño individual. En esas sociedades, hay una neta separación del mundo de lo privado y el mundo de lo público, colectivo o político. Sobre el individuo son delegadas, y ellos asumen, responsabilidades relacionadas con los asuntos colectivos.

  Las instituciones sociales son complejas, específicas y especializadas, tendiendo a cubrir —como los procesos interactivos— funciones particulares que pueden identificarse fácilmente. Los modelos valorativos interiorizados se enuncian explícitamente en forma de valores, principios y normas claramente definidos. Los usos y normas tienden a ser preceptos de conducta ideal, formulados en términos de una ética universal fundada en la igual dignidad inquebrantable de todas las personas.