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jueves, 31 de diciembre de 2015

Venezuela, y mi nuevo hogar.

  Soy un venezolano como cualquier otro, nací y me crié en Caracas como la gran mayoría de las personas que conocí en la caótica capital venezolana. También soy español, gracias a que mis abuelos, gallegos, se vieron obligados a salir de España y Venezuela los acogió y pudieron hacer vida en el que, paradójicamente, era considerado el país de las oportunidades.
  Tengo 19 años, pero desde que tenía 12, y tuve la oportunidad de viajar a Europa por primera vez, tenía algo muy claro: Yo no quería hacer mi vida en Venezuela, no quería desarrollarme profesionalmente ahí. ¿Por qué? Las personas creen que es porque le tengo arrechera a Venezuela, o sólo porque el país se fue a la mierda gracias a la premodernidad de su sociedad a la que se le suma un gobierno vil y nefasto... Lo cierto es que yo no le tengo arrechera a Venezuela, porque es el país donde crecí y nací, y tampoco que el país estuviese en una mala situación fue la razón principal para, finalmente, tomar la decisión de emigrar (aunque, lógicamente, ayudó).

   Desde que era pequeño, yo sentía que yo estaba para algo más en esta vida que quedarme en mi país, quería conocer el mundo, otras sociedades, desarrollarme viendo otras formas distintas de entender las cosas. De hecho, cada vez que viajaba (agradezco a mis padres por darme la oportunidad de conocer tanto con tan sólo 19 años), y cada vez que hablaba con la gente de distintos países del mundo, me daba cuenta de que yo quería ser independiente y vivir la vida a mi manera donde yo sintiera que mi forma de ser y de pensar no me hiciera sentir tan fuera de lugar como lo hacía en Venezuela.
   De hecho, era tal el deseo, y mi convicción de que era ese el camino que yo quería y tenía que tomar, que con 19 años decidí irme solo de mi país, de la comodidad de un buen hogar y las atenciones que tenía, alejarme de mis padres, mi hermana, y mi familia en general, a buscarme el futuro en España, a una pequeña ciudad llamada Cáceres.
   Creo que cualquier persona que ha emigrado, o está considerando hacerlo, sea de donde sea y vaya a donde vaya, sabe que los sacrificios que hay que hacer son mayúsculos... Además, estás cambiando los problemas que podías tener en tu país, por los nuevos problemas que te surgirán en el nuevo. No sólo eso, en la mayoría de las casos estás prácticamente tomando la decisión de romper lo que tenías construido por empezar de cero en un lugar nuevo con gente nueva y en donde la incertidumbre es lo que más existe en tu cabeza. Emigrar no es fácil, es muy difícil, y creo que las personas que toman la decisión de hacerlo también son muy valientes, en especial los que lo hacen en condiciones mucho menos favorables que las mías, que eso en el mundo sobra.
   Ahora bien, ¿por qué España y no cualquier otro país? Y, creo casi todos se hacen la misma preguntan cuando saben que vengo de una ciudad con ocho millones de habitantes y habiendo tantas en España, ¿por qué Cáceres? Como ya mencioné antes, soy español también. Gracias a que mis abuelos son de Galicia, siempre he tenido la oportunidad de ir bastante a menudo allá y de visitar otros sitios de España. Llegué a conocer su sociedad, la forma de ser, y muchos otros aspectos en esos viajes, ya que eran muy frecuentes y bastante extensos. España, a mí personalmente, no me hace sentir extranjero mas allá de que es evidente que por mi acento, mis expresiones, y mis gustos, soy un venezolano corriente... Yo en España me siento como en casa, es la sensación que me transmite. Creo que es por todo lo que ya la conocía antes de venirme a vivir acá, y por el innegable hecho de que entre España y Venezuela existe una relación que data desde la época de la colonia (es un tema muy interesante, que vale la pena desarrollar con detenimiento, porque existen muchas relaciones que ya han sido motivo de estudio de donde se pueden explicar muchas cosas en ambos países; pero no la desarrollaré ahora, tal vez más adelante). Además, no me da pena admitirlo, me siento también español y, de hecho, legalmente aquí soy tratado como tal.
   Cuando quise irme, había dos cosas que tenía claras; la primera, era que quería vivir solo, no con mi familia. Buscaba esa independencia que siempre he querido. La segunda, que no quería irme a otra ciudad grande en donde las personas parecen absorbidas por la vida de la urbe, y donde todo es más caótico... Esta es la razón por la que no me fui a estudiar mi carrera en Galicia, o en Madrid... (se me olvidó mencionar que lo que yo quería estudiar no lo dan en Venezuela. En parte también porque en Venezuela siguen dando las carreras de tradición y no lo que la sociedad y el mundo necesita.) Es ahí cuando vi a Cáceres, que no la conocía, ya que daban mi carrera y era una ciudad pequeña, sin siquiera 100.000 habitantes, en donde sabía que iba a ser tranquilo. Así que, a pesar de conocer tanto España, decidí irme a una ciudad que no conocía.
   Sinceramente, es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida... Cáceres es una ciudad acogedora, tranquila, bella, con un encanto propio, y con gente extremadamente amable y amigable. Y se los dice alguien que ha visto que jode, no es porque viva aquí. Los cacereños, en especial, se han mostrado fascinados con mi caso, (soy el único venezolano que estudia en mi Facultad, por lo menos, y que he conocido en Cáceres) y se han mostrado muy serviciales y atentos conmigo y siempre me desean lo mejor. De verdad, yo recomiendo conocerla.
   Así como en España y Venezuela se relacionan, también hay muchas diferencias... Pero, creo que lo sustancialmente importante, es la diferencia en la calidad de vida que ofrece un país del otro. Cabe destacar que España es el segundo país más longevo del mundo, y que, aunque me temo que ese tema está empeorando y la han descuidado bastante, tenía una seguridad social envidiable. Creo que por el hecho de vivir tranquilo, vale la pena sufrir todo lo que he sufrido por estar aquí donde estoy escribiendo esto.
  Vivir en Venezuela, ha dejado cosas en mí que no creo que se esfumen, como estar siempre en estado de alerta, desconfiar hasta de mi sombra, etc. Sin embargo, al venir de un país tercermundista, pobre, y en donde la gente lamentablemente sufre tanto, tengo una forma distinta de ver todo esto que estoy viviendo, porque no sólo es mi sueño hecho realidad, es que valoro cada comida, cada vez que llego a fin de mes, cada anaquel lleno, cada vez que yo decido qué comprar, cada vez que me puedo limpiar el culo con papel, cada vez que consigo medicinas, y valoro mucho el hecho de que mi vida no sea puesta en tela de juicio por la ambición, avaricia, maldad o necesidad, de un hombre que tiene un arma y que es dueño de tu vida por un instante. De todas las cosas que viví, puedo decir que simplemente valoro todo y veo todo diferente, y creo que es lo más positivo de haberme criado en Venezuela.
   Soy un venezolano orgulloso de sus raíces, de su comida, de ser latino y ser alegre, animado e intenso, de nuestras expresiones, de mi acento caraqueño, de donde nació y creció y de sus costumbres... porque eso también es parte de lo que soy, y eso quiero dejarlo en claro para todos los que piensan que porque critico fuertemente a Venezuela es porque reniego eso y soy español. Critico a Venezuela porque eso es lo que le hace falta a ese país, más críticos, más inconformes, más cuestionamientos y más soluciones a esos cuestionamientos, más gente que entienda que esto debe y tiene que cambiar desde la gente y que un gobierno de turno no hará lo que es nuestra responsabilidad histórica.
   Finalmente, quiero decirles algo a todas las personas que están dudando en emigrar, o no... Si tienen la oportunidad de hacerlo, y quieren hacerlo, HÁGANLO. Porque el simple hecho de ver el mundo, ya te hace mejor si valoras la oportunidad como tienes que hacerlo. Independientemente de si quieras volver, o no, a tu país de origen, es una oportunidad que pasa en la vida y a lo mejor no vuelve más y considero que deben aprovecharse. No por eso reniegas a tu país, no por eso eres mala persona, no por eso eres un cobarde, no por eso estás, necesariamente, huyendo. Cada caso es diferente y mas allá de lo que diga la gente, nadie debe decirnos qué hacer con nuestra vida y una nacionalidad tampoco debe ser una atadura.
   A toda mi gente venezolana... Los que están afuera: Sé todo lo que están pasando, no dejen que los comentarios de la gente que sigue en Venezuela, o que opina por opinar, los afecten. Sé que ustedes, así como yo, todos los días ven como están las cosas en el país, y sufren todo lo que leen porque, además de ser nuestro país, la mayoría tenemos familia y amigos que sufre toda esa mierda de primera mano y SÍ nos importa. Sé que sienten que ya no pueden ayudar a su país, pero eso no es verdad. Tienen la responsabilidad de ser los embajadores de Venezuela en el mundo, y de explicar las cosas tal y como son. Y los que siguen adentro: Sé también todo lo que sufren, no me fui de Venezuela hace 10 años, sé que muchos de ustedes desearían irse también y sienten como se les va la vida en un país que no les ofrece oportunidades. Sé también que hay muchos que quieren luchar por Venezuela, que quieren sacar el país adelante y no salen así esa vaina se esté derrumbando. A los dos, los admiro mucho, porque en este momento vivir en Venezuela no es fácil y es jodido para quien sea. Lo cierto es que los que están ahí, tienen una responsabilidad importante, la de romper con el estatus quo de nuestra sociedad. La de cambiar el país en serio desde sus bases... Es el momento de empezar, de empezar por nosotros mismos a darnos cuenta cómo influimos en el devenir de nuestro país. Los gobernantes trabajan para nosotros, así debería ser, un presidente no nos va a solucionar la vida. El país que debemos ser tiene que ser bueno, seguro, y próspero, gobierne Fulano o gobierne Mengano.
   Con eso me despido, y: ¡Qué vivan Venezuela y España! Mis dos hogares.
   Hasta otra.

3 comentarios:

  1. Dios te bendiga grandemente. Gracias por tu planteamiento.

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  2. Así mismo es! Vivi en España y para mi también es mi patria. Hoy estoy de emigrante en Panamá.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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