Entrada destacada

Polis y ética.

  Ante tanta duda acerca de a qué "tendencia política" yo soy afín y que es lo que yo considero como correcto o incorrecto, me he...

viernes, 15 de marzo de 2013

El mayor trauma de mi vida.

Era un día aparentemente normal, tranquilo y apacible. Todo fluía como siempre; estaba en el lugar donde resido, sentado frente al monitor de mi computadora escuchando música de forma relajada y despreocupado por el mundo. Como sabrán, no poseo hábitos de higiene personal y, por lo tanto, no me había dispuesto a tomar una ducha desde hacía unos 3 días. En fin, ya empezaba a fabricar hedores putrefactos y decidí tomar la ducha de forma muy natural... Mientras estaba pensando en el origen del universo en el baño, nunca pudo haber pasado por mi mente el plan macabro que mi hermana menor estaba ideando para mí, o mejor dicho, para mis genitales. Es normal tener discusiones entre hermanos frecuentemente, pero nunca imaginé que la discusión que tuve con mi hermana generaría lo que horas después sería ver al Diablo a través de un utensilio de limpieza. Bueno, volviendo a cuando estaba tomando la ducha, ésta se dio con total normalidad y tardó un considerable lapso de tiempo mientras me desprendía de la suciedad que aquejaba a mi cuerpo. Salí de la ducha y proseguí a secarme enérgicamente el cuerpo. Luego de culminar el proceso de secado, continué a pasar la toalla alrededor de mi cintura para que me "cubriera" (verán luego por qué las comillas) mis partes genitales y proseguí a evacuar el baño. Estaba totalmente tranquilo y sin preocupación alguna, abro la puerta para salir del baño y entonces pasó lo inimaginable... Mi hermana, mi macabra hermana, con un haragán ha desenfundado su golpe fulminante. No lo vi venir, no me lo esperaba, fue algo que estuvo totalmente fuera de mis manos... El golpe fue en la zona baja, en el área sensible, en donde los humanos del género masculino son dotados para procrear. Le dio con todas sus fuerzas, con todo su odio hacia a mí y mis partes fueran brutalmente atacadas por esa potencial arma blanca. Comprenderán que mi dolor fue inmediato, y sumamente privante, estaba en toalla, es decir, sólo una fina capa de algodón separó al haragán de mi cuerpo. Caí al suelo, sin casi poder respirar, pensaba que quedaría estéril, había visto al demonio... Mi hermana al verme tirado de mi cuerpo de en el suelo me dijo: "¡AJAAA! COMO MIS GOLPES NO TE DUELEN TE DI DONDE SABRÍA QUE TE DOLERÍA, PARA QUE SIGAS FASTIDIÁDOME." Y rió, rió de una forma descarada. Estuve en el suelo aproximadamente unos 30 minutos, tenía miedo de que al pararme le pasará algo a Junior (así lo la llamo, de cariño). Decidí levantarme, lógicamente aún seguía el dolor, no tuve el valor para mirarlo sino una semana después del atentado en contra la transmisión de mi apellido... Los días pasaron, y poco a poco, pensé, que el dolor pasaría. ¡Cuán equivocado estaba! Resulta que el dolor de mis genitales se extendió por un período de 6 meses, 6 meses en los que dudé si mi vida seguiría siendo la misma después de ese terrible momento que marcó mi hombría para siempre... Fin. Basada en una historia real, mi historia real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario