Sociedades
y culturas modernas
Una
sociedad moderna se caracteriza por su compleja estructura económica. Se trata
de sociedades industriales y postindustriales, cuya tecnología está al servicio
de procesos de alta productividad. La producción se mantiene en crecimiento
sostenido y abastece tanto el consumo interno como una red de intercambios
comerciales externos.
El
individuo tiende a ser percibido como "individualidad abstraída de la red
de sus relaciones primarias", es decir, a partir de los atributos de
identidad personal que incluyen adquisiciones, realizaciones y desempeño
individual. En esas sociedades, hay una neta separación del mundo de lo privado
y el mundo de lo público, colectivo o político. Sobre el individuo son
delegadas, y ellos asumen, responsabilidades relacionadas con los asuntos
colectivos.
Las
instituciones sociales son complejas, específicas y especializadas, tendiendo a
cubrir —como los procesos interactivos— funciones particulares que pueden
identificarse fácilmente. Los modelos valorativos interiorizados se enuncian
explícitamente en forma de valores, principios y normas claramente definidos.
Los usos y normas tienden a ser preceptos de conducta ideal, formulados en términos
de una ética universal fundada en la igual dignidad inquebrantable de todas las
personas.